Consentimiento: Es la comunicación y aceptación para que se dé la ayuda y/o atención de un lesionado, existen tres formas de consentimiento:
-Actual: Es la comunicación que se tiene cuando el paciente está orientado y consiente, este aceptará ser atendido y habrá una comunicación permanente entre el lesionado y el que este brindado ayuda.
-Implícito: Es la toma de decisiones para atender a un lesionado cuando este esté inconsciente, sea menor de edad o tenga problemas cognitivos, se asumirá que si el lesionado estuviese consciente o algún familiar o acudiente legal estuviera presente daría autorización para ser atendido.
-Explícito: Es cuando se solicita a un familiar o acudiente legal permiso para poder atender al lesionado, ya sea que este esté inconsciente, lesionado severamente, confundido o sea menor de edad.
Imprudencia: Usar técnicas o procedimientos para los cuales no ha sido capacitado ni se tenga conocimientos plenos de estos.
Inmunidad: Es el derecho y privilegio para actuar según el alcance de sus conocimientos, sin que se vea afectado por decisiones legales en su contra.
Negligencia: Descuido o indebida aplicación de los conocimientos al momento de brindar los primeros auxilios.
Impericia: Es cuando se actúa con falta de habilidades, pero con el conocimiento previo, la falta de habilidades y desempeño no adecuado al momento de actuar.
Abandono: Cuando se presenta una emergencia y se procede a prestar ayuda, iniciado este proceso si se decide retirarse del lugar sin entregar al paciente a personas más capacitadas, se conoce como abandono, y esto puede ocasionar acciones legales.
Confidencialidad: Luego de dar atención a un paciente, usted no debe comentar detalles del suceso, ni debe decir el nombre de las personas que atendió. Si comenta sobre el accidente, no dé detalles acerca de lo que el paciente dijo, de cómo se comportó, ni dar cualquier descripción de su apariencia personal. Si hace esto, invade la privacidad del paciente.
Rechazo: Algunas veces puede que el paciente no acepte ser atendido, a pesar de su extrema necesidad de ayuda. Cualquier adulto está en el legítimo derecho de decir tal cosa, pero si la persona que rechaza el tratamiento que se le ofrece produce la impresión de confusión, irracionalidad o incompetencia, su rechazo puede no considerarse válido. En ese caso puede empezar a darle la ayuda de urgencia necesaria. El problema sería distinto si alguien, aunque seriamente lesionado, parece estar plenamente consciente de sus decisiones y rechaza la atención.